China fue el país que reportó el primer caso del COVID-19 en diciembre pasado. El brote se multiplicó rápidamente y se extendió a países vecinos. Hoy, el mundo vive una pandemia y el número de infecciones sigue aumentando en todos los continentes. Sin embargo, en China los nuevos casos se han reducido notablemente, convirtiéndose en una lección para el resto del mundo sobre como contener el virus. La gran lección que el mundo está aprendiendo es la importancia de tener un sistema de salud pública muy sólido.
Nuestra colega Siwen Qian, del servicio de noticias de la ONU en chino, entrevistó al doctor Gauden Galea, representante de la Organización Mundial de la Salud en ese país para hablar sobre el tema.
¿Qué fue lo que cambió para que la Organización decidiera cambiar de epidemia a pandemia al describir el brote de COVID-19? ¿Cambia de alguna manera su trabajo en China y en el resto del mundo con esta decisión? ¿Afecta esto a la gente?
“No cambia en nada la forma en que trabajamos. Pandemia es sólo un término técnico para describir el modo de transmisión en muchos países. Hay una transmisión constante al mismo tiempo en muchos países. Más de cien países han reportado el virus, eso justifica el término técnico.
Pero lo más importante es que la OMS ha advertido desde el principio que supone un riesgo muy alto en China y en el resto del mundo.
¿Qué ha hecho la OMS en China a partir de la notificación oficial?
“La primera fase implicó responder las tres preguntas principales para cualquier enfermedad infecciosa.
¿Cómo se transmitió? ¿Qué tan grave es? ¿Cuáles son las medidas de control?
Las primeras tres semanas nos centramos en la investigación epidemiológica, en preguntar a los investigadores nacionales, buscar con redes de expertos cómo interpretar la información, en elaborar comunicaciones e información advirtiendo el riesgo, en enviar el mensaje a los medios de comunicación y en hablar con las agencias de la ONU y las misiones que tienen su base en Beijing.
Buscamos información de la Comisión Nacional de Salud en cuanto a la gravedad, transmisión e impacto de las medidas de control para tener un panorama completo de los que ocurría. En los primeros días el índice de mortalidad era alto.
Después de eso, mi equipo visitó Wuhan, antes del cierre de la ciudad. Estuvo en un centro donde los pacientes se estudiaba e investigaba a los pacientes. Buscamos medidas como limpiar el aeropuerto. Discutimos sobre la investigación epidemiológica y el equipo visitó también el laboratorio provincial CDC.
¿Cómo fue la cooperación y comunicación con el Gobierno de China?
“Como Organización Mundial de la Salud tenemos una contraparte nacional, que es la Comisión Nacional de Salud. Trabajamos con varios socios más, pero la Comisión es nuestro principal contacto.
La cooperación ha sido cordial y oportuna. Hemos tenido contacto diario de manera informal y tuvimos reuniones frecuentes, sesiones de información técnica que nos dieron la información que sus expertos iban recolectado sobre la enfermedad. Así obteníamos datos y luego, cada semana recibíamos información más completa en una reunión semanal.
En cuanto a la organización, tuvimos mucha comunicación de naturaleza estratégica. Las discusiones entre la Organización Mundial de la Salud y China dieron como resultado entender y compartir la secuencia genética. Unos días más tarde, se compartieron un manual básico y las indagaciones, lo que significó el diseño de pruebas para que los países pudieran identificar el virus con pruebas hechas por ellos mismos.
También hubo una reunión de alto nivel en la que el director general vino y se reunió con el presidente Xi Jinping y acordó no sólo la cooperación en China, sino mundial. Es decir, ha habido una cooperación muy cordial y útil.”