Gracias a la app en las que registran su estado de salud los habitantes de los doscientos poblados afectados en China por el COVID-19, este virus parece haber sido controlado por las autoridades del país asiático. La aplicación, llamada Alipay Health Code, fue desarrollada por el gigante del e-commerce Alibaba.
El software, administrado por el gobierno chino, clasifica a las personas en tres colores: rojo, amarillo y verde. Si el sistema te identifica como ´verde´ —según tu temperatura, últimos movimientos migratorios y otros datos—, podrás moverte libremente. La app habilita un código QR con el que podrás subir al metro o acceder a los servicios básicos.
Sin embargo, si la Inteligencia Artificial detrás del aplicativo te clasifica como ´amarillo’ o ‘rojo´, serás detenido por la policía. El software se conecta con los servicios de seguridad, permitiendo que el potencial caso de coronavirus se someta a las restricciones impuestas por el gobierno; según la gravedad del caso, la persona puede ser trasladada a un hospital. Este es solo un ejemplo de cómo China está utilizando la tecnología para limitar la expansión geográfica del coronavirus.
TECNOLOGÍA VS. CORONAVIRUS
Te presentamos una selección de las tecnologías que están ayudando a detener el avance del virus:
1. Robots
En Wuhan, la ciudad china donde se inició el brote de esta pandemia, los hospitales han empezado a trabajar con robots para medir la temperatura, repartir alimentos y mantener desinfectadas las salas de los pacientes. En un intento por evitar el contacto entre personas, existen incluso tiendas operadas por brazos robóticos, como la de Huawei.
2. Inteligencia Artificial (AI)
Los sistemas de reconocimiento facial con uso de Inteligencia Artificial analizan decenas de detalles para poder identificar a las personas infectadas con el virus. SenseTime, empresa líder en inteligencia artificial en China, implementó su sistema en las estaciones de metro de Pekín, Shanghai y Shenzhen, detectando el virus incluso en personas que llevaban una mascarilla.
3. Big Data
La app BlueDot pronosticó que el virus saltaría de Wuhan a Bangkok, Seúl, Taipéi y Tokio en los días posteriores a su aparición. Se trata de un programa de monitoreo de enfermedades que utiliza técnicas de procesamiento de lenguaje natural y aprendizaje automático para examinar noticias en 65 idiomas, datos de aerolíneas y reportes de brotes de enfermedades animales.
4. Geolocalización
La Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos, ha desarrollado una web que permite observar a tiempo real el número de personas que sufren del coronavirus y su ubicación en un mapa. En esta web también se puede conocer la cantidad de muertes que se han producido por dicho virus y el número de personas que se han recuperado.
5. Vehículos autónomos
Meituan Dianping, una empresa de entregas a domicilio, introdujo robots en algunos de los restaurantes de sus socios en Beijing para ayudar a llevar los alimentos de las cocinas a los clientes, sin necesidad de contacto humano. En China ya hay desde drones que esparcen desinfectante hasta vehículos autónomos que llevan suministros médicos y alimentos.
6. Internet de las cosas (IoT)
Las autoridades policiales de la ciudad de Chengdu, en la provincia de Sichuan (China), capturan la temperatura corporal de los transeúntes a través de una cámara infrarroja fijada en un casco. En la pantalla de realidad virtual del usuario del casco se ve la información registrada en tiempo real. Si la persona posee una temperatura corporal mayor a 37,3 °C, suena una alarma.
La combinación de estas tecnologías ha permitido que ciudades como Seúl lograran seguir el desplazamiento de potenciales enfermos, incluso antes de ser diagnosticados, gracias al monitoreo de imágenes de videovigilancia, el rastreo de utilización de tarjetas bancarias y la geolocalización del celular. Cada vez que en Seúl se detecta un nuevo caso, se lanza una señal de alerta por mensajes de texto a las personas que trabajan o viven cerca, de forma que puedan tomar las precauciones necesarias para evitar el contagio.
Si bien muchas de estas tecnologías han despertado polémica por su intromisión en la vida privada de las ciudadanos, han probado ser efectivas para combatir la expansión del virus. ¿El fin justifica los medios? Es un largo debate que, al menos en una situación tan extrema como esta, parece inclinarse por el sí.